26 noviembre 2011

Y el ámbito penitenciario resucitó...

El pasado 24 de noviembre, en el Centro Penitenciario de Quatre Camins (Barcelona), se vivió una manifestación de los/as trabajadores/as en contra de los recortes que, una vez más, quiere el Gobierno catalán que suframos. Fue un acto pacífico, sin incidentes ni enfrentamientos con los Mossos d'Esquadra pero causó un fuerte impacto en el colectivo. Tan fácil como cortar el acceso al centro con coches para que se produjera un efecto dominó en la autopista AP7, comarcales C-33, C-60 y polígonos industriales cercanos. En pocos minutos el colapso era generalizado ante el asombro de los propios trabajadores que, sin conocimiento de lo que pasaba, se dirigían a iniciar su jornada laboral.

"Presons en lluita"/"Prisiones en lucha"
El hecho es remarcable por la repercusión mediática que causó (Cadena SER, rotativos como La Vanguardia, El País, El Periódico, La Nación... televisiones como TV3, 324, La Sexta, Antena 3...). Pero mucho más por el efecto emocional que causó en los propios trabajadores; hasta el momento vivíamos en un estado de shock, como muy bien define Josep Maria Solé en el post  y estábamos inmersos en la conformidad y en el desasosiego apático de quien piensa que nada se puede hacer.

Con la movilización del jueves, el colectivo ha resucitado, se siente vivo, es consciente del poder de la unión y la necesidad de defender nuestros derechos. No se trata sólo de dinero sino de condiciones laborales, de trato degradante por parte de la Administración, de una total falta de consideración por nuestra labor que, en última instancia, afecta a nuestros usuarios. Es evidente que a los dirigentes de este país esto último no les importa pero a nosotros sí: ¡queremos y debemos hacer un trabajo de calidad!

Si una cosa debemos tener clara es que nadie hará nada por nosotros sinó que debe ser uno mismo quien luche por sus ideales, por sus creencias, por su dignidad. El tiempo de la lamentación, del conformismo, de la pena contenida y la queja por la queja finalizó. Ahora queda coger las riendas de nuestro presente para asegurarnos un óptimo futuro.


22 noviembre 2011

Y los servicios sociales ¿dónde quedan?

Acabamos de vivir lo que se suele llamar "la fiesta de la democracia", donde se supone que los y las ciudadanos/as de este país decidimos quién nos va a gobernar en los próximos cuatro años. De forma discreta cada formación publica su programa donde exponen sus "apuestas", sus temas de interés, sus promesas y sus prioridades.

Y yo me pregunto: ¿dónde quedan los servicios sociales? ¿Dónde se habla de los más desfavorecidos, de los indefensos, de los necesitados? No sólo se trata de las familias deshauciadas sino de todos aquellos que viven en centros de acogida (menores, mujeres maltratadas), asilos, centros de salut mental, centros residenciales, hospitales, centros de refugiados y un largo etcétera. ¿En qué capítulo de los programas electorales se les hace mención? No se trata de personas a las que haya afectado especialmente la crisis ya que su problemática va más allá de un sueldo y/o ayuda económica.

¿Cuántos de estos políticos han hecho referencia a los miles de trabajadores que dan apoyo y acompañamiento a este segmento de la población? ¿Cuáles de ellos han destacado la labor social que llevan a cabo educadores/as, doctores/as, psicólogos/as, cuidadores/as, trabajadores/as sociales, mediadores y otros agentes?

Hacen muy bien eso de pasearse por algún hospital (sobre todo la planta de pediatría) dando besos y "reconfortando" a los que allí viven pero ¿qué sucede después de la campaña? ¿Cuántas veces visitan un centro penitenciario, un centro de salut mental o un centro de acogida para saber lo que allí sucede? ¿No pensarán que somos "ciudadanos de segunda", verdad? 

Quiero pensar que algún día nos gobernarán políticos cuyo verdadero trabajo sea dar sentido a la vocación de servicio. De momento, sólo veo esfuerzos destinados a satisfacer sus propios intereses.