Post elaborado por David Jané Bonastre, educador social en el CRAE En Polzet.
@davidjane1976 en Twitter
Cuando Montserrat me preguntó vía Twitter si me gustaría hacer una entrada en su blog hablando del Educador Social en los CRAEs basada en mi experiencia, mi primera reacción fue "vaya, estaría bien poder decir algo". Estaba en medio de una reunión en el centro y como me encontraba en harina, me pareció una idea genial. Al rato, y después de echar una ojeada a su blog (una vez más), pensé: "jod... y que puedo ofrecer yo aquí?", dado el gran nivel de las entradas realizadas y los comentarios de la gente que lo lee. Después de darle un par de vueltas más, se me agolparon las historias vividas y las cosas de las que podría hablar y llegué al punto de que a lo mejor debería escribir no una entrada en su blog, sino un libro, o una sitcom al más puro estilo americano.
La vida en un CRAE, aunque supongo que muchos la conoceréis, es muy parecida a una mezcla de cosas (volviendo al formato televisivo): tiene momentos de comedia de situación, de drama, de historias de terror y hasta de momentos del más puro estilo CSI. Es un lugar donde nunca dejas de aprender, de enseñar, de reírte, de (metafóricamente y a veces hasta literalmente) llorar, enfadarte, hacer enfadar, pasar momentos de tensión, de emoción, de dolor, de pérdida... Cada día que pasa te da la sensación de que a lo mejor has dado un paso hacia delante con un chic@ o niñ@, pero dos (hasta tres) hacia atrás con otr@. Trabajas siempre sabiendo que ellos y ellas te conceden, cuando lo desean, el permiso para que les "eduques". Los vínculos, aunque creas que los generas tú, son ellos que te ceden ese "derecho". Nunca hay que olvidar que un niñ@ de CRAE viene porque lo tutelan a la fuerza (de hecho, en estos 12 años, sólo recuerdo 2 casos de chavales que llegaron al centro dando las gracias por haberles sacado del entorno donde estaban metidos), por lo que nunca hay que olvidar que podrás ayudarles si ell@s quieren.
Ese es el momento mágico: cuando ves que ese muro de resistencia ante ti, el extraño ser que está en esa extraña casa donde hay 19 niñ@s más, cada cual más asilvestrado/a, se cae. Y por qué se cae ese muro? Y cuando lo hace? Esas son las grandes preguntas. No hay fecha límite. Primero quieren ver hasta dónde vas a llegar tú, te ponen a prueba para ver si esa supuesta autoridad (moral, emocional, de liderazgo, de apoyo, de enseñanza) que los demás habitantes de la casa te han concedido, también merece ser entregada por parte del "nuevo". Este "nuevo" intentará llegar hasta el límite (en ocasiones institucional) para ver cómo respondes tú (y tus compañer@s) y para ver cómo responden los demás niños y niñas. Si en ese "test de pruebas" detectan que, por mucho que lo intenten, tú no caes ni (lo más importante) le dejas caer a él, y que los demás siguen manteniendo esa confianza en ti, será cuando el muro que parecía de granito, se empezará a deshacer cual trozo de papel mojado.
Ahí está (si me permitís la cursilería) la belleza de este trabajo. Este juego de cesiones por parte de ambas partes, esa cuerda que, aparentemente tiramos de los dos lados por igual pero que, en el fondo, el educador (con los años y la experiencia) va soltando o corrigiendo para llegar al objetivo final: que el otro se deje ayudar.
Siempre me he hecho la imagen de un niño cuando llega al centro basado en los colores. Me explico: cuando un niño llega a una institución, es de color gris: triste, malhumorado, rabioso (ante ti porque eres la figura del "malo" que le ha sacado de su familia, pero en el fondo contra su familia y la imposibilidad de esta de cuidarle), transgresor... El día que se van (en un gran número de casos), ese gris ha mutado hacia un color. El color en concreto es el de menos. Ya no es gris, que es lo importante.
Interesantes reflexiones que nos aporta David, intento completarlas con algunas aportaciones.
ResponderEliminarEl reto del educador/a social en un CRAE es como ofrecemos un lugar a la función educativa, es como nos protegemos ante ciertos antiguos métodos de protección (que aún son demasiado presentes), sólo así pasarán los tiempos del simple acompañamiento presencial a los sujetos, del darles a ellos el cariño del que (está convencido) carecen, de atender sólo a problemáticas sociales que acaban configurando el horizonte de los sujetos, en definitiva como dejamos de ser vigilantes, celadores, policías, asistentes sociales o psicólogos para pasar a ser educadores.
Me gustaría hacer referencia a “un texto de la pedagoga Graciela Frigerio que abría un seminario titulado “Contra lo inexorable”. El título del texto nos aporta algunas coordenadas en relación a cómo podemos ocupar el lugar como agentes de la educación, lugar que coincide plenamente a esos retos que he planteado que tenemos como educadores/as.
Nos dice “Educar: la oportunidad de deshacer profecías de fracaso”. Esta idea nos reclama una posición ética respecto de lo predicho, lo anunciado y lo pronosticado que acompaña a los niños/as y adolescentes tutelados por el estado. La autora destaca la educación como lugar de resistencia e interrupción y donde lo que destaca como inexorable pasa a ser mirado desde la acción, des de “un pensar, un decir, un hacer”. He ahí entonces, esa mirada que permite re-construir las prácticas educativas en un CRAE, que habilita la posibilidad de establecer un nuevo contrato que permita la inclusión de lo educativo como motor de esas prácticas, en un espacio no pensado ni fundado bajo presupuestos pedagógicos.”
Tomaré ciertas conclusiones que nos dejaba Segundo Moyano en su tesis doctoral y que han marcado mi experiencia profesional: “El reto, sin duda, es que el educador/a social de un CRAE adquiera el compromiso de ocupar el lugar de agente transmisor, conocedor y depositario de un saber cultural, legitimado bajo el halo de la responsabilidad adulta, y que cargue esa transmisión con el deseo de que el sujeto se apropie de ese saber. Debe poder asumir la responsabilidad de proporcionar los contenidos que permitan al sujeto vincularse con la cultura, aprender más allá que sea feliz, tenga una alta autoestima o empatice. En definitiva, abrirle el acceso a múltiples trayectos, que él, solo él, podrá recorrer.”
Simplemente la vida en un CRAE explicada por un educador que ama y siente su trabajo!
ResponderEliminarGenial!!! Que se siga así y que las nuevas generaciones de educadores puedan ir aprendiendo de profesionales tan implicados! (Que por desgracia no lo son muchos)
@Es_Ely
Gracias por compartir, Joan.
ResponderEliminarDavid... Recordo quan estavem a la facultat... qui ens hagués dit que acabariem on som... i sobretot apassionats pel nostre "ofici" que molts ben triar sense saber ben bé on ens ficàvem...
ResponderEliminarCert. No teníem ni idea del que acabaríem fent. I mira, cadascú ha acabat fent el que volia... Una abraçada Astrid
ResponderEliminarDavid
Muchas gracias Joan por tu excelente comentario. Desde mi punto de vista, lo que comentas sobre la función, objetivo y quehacer del educad@r no sólo es propio del ámbito de un CRAE sino que sin duda lo haría extensible a toda la profesión.
ResponderEliminarMi agradecimiento tanto a David como a Astrid como a Eli que han hecho sendas aportaciones.
Bona iniciativa aquesta de compartir experiències i relexions sobre l'educació social i concretament en l'àmbit de CRAE, en el qual treballo també.
ResponderEliminarFelicitats David, per la teva reflexió, crec que encertes molt bé el paper de l'educador i l'exemple per la vocació que cal tenir per fer aquesta feina.
El dia a dia en un CRAE esta lleno, como bien explica David, de millones de momentos en los que pasas por todos los estados emocionales posibles e incluso llegas a experimentar otros nuevos desconocidos hasta el momento.En momentos de reflexión, como este, te planteas cual importante es nuestra funcion y nuestro papel en la vida de esa personita que tienes en frente.Faena dificil: modificar conductas aprendidas, de luchar con el abandono,de mostrarles amor pese a cuaquier adversidad, de des-aprender, de selecccionar una parte de la infancia llena de recuerdos y sentimientos positivos,escuchar,mantenerte firme,ser fuerte, en definitiva,de educar, pero con un handicap añadido.A veces no somos conscientes que somos los agentes de un cambio tarea dificil y dura, pero posible.Y que ese cambio marcara su vida para siempre.
ResponderEliminarCarles i Marta, gracias por vuestras aportaciones. Creo que no debemos perder nunca de vista que nuestra profesión debe conllevar, inexorablemente, momentos de reflexión y autocrítica para mejorar y dar un mejor acompañamiento a nuestros educandos.
ResponderEliminarOs animo a que nos sigáis en esta aventura de conocer a diferentes profesionales... en breve tendremos más aportaciones muy, muy y muy interesantes...
Gràcies David, poder llegir a un Educador Social que transmet la importància del VINCLE en la relació educativa i relacionar-lo amb aconseguir passar del gris al color m'ha resultat molt estimulant.
ResponderEliminarCrec que les aportacions den Joan complementen però no entren de ple en el tema "L'educador social al CRAE", m'explico:
El David ens parla de quant el noi o la noia arriben, de com ens viuen, ens posen a prova, de com es crea el vincle, es genera confiança, i fa el salt per situar-nos en el moment de deixar el centre havent deixat de ser una persona "gris".
El Joan situa el repte en "como ofrecemos un lugar a la función educativa" i ens parla de riscos abans de referen-ciar-nos a Graciela Frigerio i a Segundo Moyano per concloure amb "En definitiva, abrirle el acceso a múltiples trayectos, que él, solo él, podrá recorrer.”
Es cert David, el vincle es clau, es cert Joan, les eleccions finalment son del noi o la noia, però, som prou conscients de que el CRAE es un lloc de vida, un lloc de pas on l'educador social fa funcions de substitució familiar i es responsabilitza del futur de l'infant?
Encarar individualment i en el marc de l'equip educatiu la responsabilitat de pensar en el futur de l'infant, des del moment en que arriba, es clau. Com i que es fa per que tant el temps de vida en el centre (el present), com per que la sortida (el futur), siguin els millors possibles, es el nostre treball. Es apassionant.
Gràcies de nou.
Pepín.
Pepín, moltes gràcies per la teva aportació. Realment la importància del vincle és fonamental i més quan parlem amb menors amb un passat difícil que cal abordar.
EliminarNo cal dir que la figura de l'educador/a social és fonamental en tot aquest procés. Enhorabona a tots/es els/les que ho feu posible.
me ha gustado mucho el escrito de Joan.
EliminarYo soy una adolescente de 17 años que ha vivido en un CRAE desde los 7 meses de edad (aunque en estos momentos vivo en un centro de independencia) la verdad esque yo me he sentido así, y los educadores me han sabido dar todo aquello que me huviera hecho falta en una familia. Hoy gracias a mi, pero sobretodo gràcias a ellos, he decidido empezar un nuevo camino, gracias a ellos soy una de las pocas menores tuteladas que ha conseguido cursar batxillerato y se que ahora puedo empezar una nueva vida como una persona autonoma.
A mi tambien me sacaron a la fuerza de mi familia y aunque sigo manteniendo contacto con ella, nunca podré agradecer a los educadores todo lo que han echo por mi.
Asi que solo os puedo decir que, desde nuestro lugar, lo que boscamos, sobretodo, es comprensión y la atencion que no nos dan en casa. Castigos tienen que haver igual, pero creo que tambien es importante intentar entender el porque hemos hecho lo que hemos hecho.
gràcies!
perdó, l'escrit era del David.
ResponderEliminarme ha gustado mucho el escrito de Joan.
ResponderEliminarYo soy una adolescente de 17 años que ha vivido en un CRAE desde los 7 meses de edad (aunque en estos momentos vivo en un centro de independencia) la verdad esque yo me he sentido así, y los educadores me han sabido dar todo aquello que me huviera hecho falta en una familia. Hoy gracias a mi, pero sobretodo gràcias a ellos, he decidido empezar un nuevo camino, gracias a ellos soy una de las pocas menores tuteladas que ha conseguido cursar batxillerato y se que ahora puedo empezar una nueva vida como una persona autonoma.
A mi tambien me sacaron a la fuerza de mi familia y aunque sigo manteniendo contacto con ella, nunca podré agradecer a los educadores todo lo que han echo por mi.
Asi que solo os puedo decir que, desde nuestro lugar, lo que boscamos, sobretodo, es comprensión y la atencion que no nos dan en casa. Castigos tienen que haver igual, pero creo que tambien es importante intentar entender el porque hemos hecho lo que hemos hecho.
gràcies!
Hola "adolescente de 17 años".
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras pero sobre todo por tu esfuerzo y constancia en seguir adelante y buscar tu propio camino. Te animo a que sigas a sí.
Para los educadores, escuchar tus palabras no tienen precio. No hay recetas mágicas ni pócimas y muchas veces no sabemos si hacemos bien o no, lo que vosotros necesitáis y lo que mejor os conviene.
Una vez más nos sentimos orgullosos de personas como tú. ¡¡Adelante!!
gracias a esos educadores que dia tras dia se esfuerzan para que nuestro futuro no sea tan negro.
Eliminar"adolescente de 17 años" jjj